Todo Cambia. Julio Numhauser y familia.
- McH

- 26 oct
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Hubo grandes músicos e intérpretes que, por diversas razones, se vieron obligados a emigrar hacia el continente europeo. Uno de los más representativos de esta historia es Julio Numhauser, un músico y compositor chileno que, en 1965, fundó el emblemático grupo Quilapayún, un referente indiscutido de la Nueva Canción Chilena. Sin embargo, la historia de Julio no solo está marcada por su éxito musical, sino también por el dolor del exilio. Tras el golpe de Estado en 1973, se vio forzado a abandonar su patria y se asiló en Suecia, donde permanece hasta el día de hoy. En ese país, lejos de su tierra natal, Julio continuó su carrera musical y mantuvo viva la llama de la resistencia a través de la música.
Uno de los momentos más destacados de su carrera en el exilio fue en 2016, cuando Julio, junto a su hijo Maciel, grabaron una versión de Todo Cambia, una de las canciones más emblemáticas que Julio había compuesto en 1982, mientras vivía plenamente el exilio. Este tema se convirtió en un himno, y dos años después, la gran Mercedes Sosa lo popularizó, llevando la canción a todos los rincones del mundo. Todo Cambia habla de la inevitabilidad del cambio, algo que resuena profundamente en quienes, como Julio, se han visto obligados a dejar atrás su tierra, su gente y su cultura.
El cambio es un tema recurrente en la vida de muchos, pero es aún más doloroso cuando nos vemos obligados a estar lejos de nuestras raíces, de los lugares que nos dieron identidad. La vida de Julio Numhauser es testimonio de este dolor. Sin embargo, él asegura con firmeza y veracidad que, aunque todo cambie a nuestro alrededor, lo que jamás cambia es el amor por nuestra gente, por nuestra patria. Esa conexión profunda con el lugar donde nacimos y crecimos no puede ser quebrada, ni siquiera por el paso del tiempo ni la distancia física. Y, de alguna manera, Todo Cambia refleja esa lucha interna: el desarraigo, el sentimiento de pérdida, pero también la certeza de que ciertos lazos, como el amor por la tierra natal, permanecen intactos.
Es un tema que emociona profundamente, sobre todo para aquellos que alguna vez tuvieron que vivir fuera de su país, por un tiempo mucho más largo del que hubieran querido. Para todos aquellos que, al igual que Julio, han experimentado el exilio, la canción se convierte en una reflexión sobre lo que se deja atrás y lo que se lleva en el corazón, a pesar de la distancia. La canción se convierte en un puente que une a todos los que, por circunstancias de la vida, tuvieron que abandonar su hogar y reconstruir su vida en otro lugar.
Una de las particularidades más conmovedoras de esta versión de Todo Cambia es que Julio la grabó junto a su familia, que hoy reside en Estocolmo. El acompañamiento coral de su hijo Maciel y el resto de la familia le da a la canción una fuerza y un calor humano indescriptibles. Imagina el momento: un artista rodeado del apoyo de su familia, todos juntos, aportando sus voces en una de sus canciones más queridas. Es algo que cualquier músico desearía tener: el respaldo incondicional de los seres queridos en un proyecto tan personal y emotivo. La producción de Todo Cambia se convierte, entonces, no solo en un homenaje al amor por la patria, sino también en una celebración del amor familiar, ese que nos sostiene, nos apoya y nos permite continuar adelante, incluso en los momentos más difíciles.
Todo Cambia es, en definitiva, una canción que sigue tocando el corazón de los que la escuchan, sobre todo porque refleja, con una claridad conmovedora, las complejidades de la vida en el exilio. Pero, como bien dice Julio, aunque el mundo y nuestras circunstancias cambien, lo que permanece intacto es el amor por lo que somos y lo que dejamos atrás. O mejor dicho, casi todo cambia, pero ese amor, esa esencia, nunca se desvanece, nunca cambia.





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